«Todo comenzó alguna semana antes de que llegase el gran día. Estábamos ensayando un martes más, cuando Alberto -el director del coro- nos anunció a todos que íbamos a dar un pequeño concierto el día de San Jorge en el edificio Pignatelli. Todos los componentes del coro nos emocionamos ya que era uno de los primeros conciertos que daríamos solos. Ansiosos, comenzamos a repasar y aprender alguna canción más para el repertorio que ofreceríamos ese día.
Avanzaron los días y, casi sin darnos cuenta, las semanas. Los ensayos cada vez cundían más hasta que solo quedaban dos semanas para que llegase nuestro momento. Esas dos últimas semanas teníamos bastante trabajo por hacer, añadimos los jueves para ensayar de forma extra y para acabar de pulir las canciones y que ese día todo quedase lo más perfecto posible. Nos pusimos sin darnos cuenta en el último día de ensayo, era jueves 21 y estábamos dispuestos a darlo todo. Además de la emoción y lo contentos que ya estábamos Alberto nos explicó que desde la dirección nos habían preparado unas carpetas para el coro, todas iguales con una bonita imagen del colegio en el fondo. Así todos ya cada uno con nuestra carpeta, las partituras ya en ella en el orden adecuado, y bien ensayadas todas las canciones, ya estábamos totalmente preparados.
A las 11:00 del día 23 ya estábamos todos los componentes del coro junto con nuestro director en la puerta de atrás del edificio Pignatelli, lugar en el que ese día íbamos a mostrar lo que tanto tiempo llevábamos preparando.
Al llegar , un hombre muy amable nos dio las acreditaciones y nos acompañó a una sala, un lugar en el que pudimos dejar todas nuestras cosas (los abrigos, mochilas… y los nervios). En ese mismo lugar estuvimos ensayando un rato, hasta las 12, porque era la hora en la que debíamos salir al escenario. Allí ocurrieron dos cosas que nos marcarían el día, primero tuvimos el privilegio de hacernos una foto con Cervantes, ya que era el día del libro y en el IV centenario de su muerte, comenzó la jornada leyendo el Quijote en el mismo lugar en el que íbamos a cantar. Después nos grabaron un vídeo serio cantando el Himno de Aragón, en una sala presidida por un gran cartel que ponía Gobierno de Aragón y estaban las banderas de Aragón y España. En lo que acababan de representar una obra de teatro en el escenario, nos dedicamos a repartir el programa de nuestro concierto en el que se encontraba una biografía de Alberto Magán (el director), una biografía del coro, las canciones que íbamos a cantar y por último la letra del himno de Aragón para que cuando la cantásemos la gente nos pudiera seguir.
Nuestro repertorio fue variado. Cantamos canciones en francés, como Vois sur ton chemin de los chicos del coro; el Ave María, de Caccini; canciones típicas de aquí como El Ebro guarda silencio, el himno de Aragón… El concierto duró algo más de media hora. Nos quedamos sorprendidos de la cantidad de gente que vino a vernos, pues aunque era un día de fiesta, el lugar donde cantamos estaba lleno.
Una vez acabado el concierto el hombre que nos atendió al principio de la mañana nos llevó de nuevo al lugar donde habíamos dejado nuestras pertenencias. Para finalizar bien esa mañana nos dieron un zumo y dos libros. Después de esto cada uno nos fuimos a casa. Lo pasamos muy bien y esperamos que dentro de poco tengamos otro concierto en el que podamos enseñar cómo vamos progresando.»
Sara Clavero – ESO 1ºB