El pasado martes 21 de junio y como colofón a este curso, el coro juvenil del colegio Romareda ofreció un breve concierto para sus compañeros en el hall del colegio y así exhibir los frutos obtenidos tras el trabajo de todo un año e invitar al resto de alumnos a disfrutar de la música coral. Después una comida todos juntos en el comedor del colegio en la que no faltaron las canciones. Por la tarde todos los miembros del coro se desplazaron al parque de atracciones para disfrutar de una tarde de ocio y diversión bien merecida como premio a ese tesón, ilusión, compromiso y constancia que han tenido todo el año con el coro. Los coristas no se dejaron de montar en ninguna atracción con el único momento de sosiego que mereció la merienda. Al oscurecer… llegaron las despedidas, los abrazos y más de una lágrima que terminaron con el reparto de un recuerdo para todos con fotos de diferentes conciertos y unas emocionantes palabras en una gran tarjeta y un regalo para el director a quienes todo el grupo abrazó formando una gran piña, lo que el coro ha sido todo el año.
No nos olvidemos de estos buenos momentos, no nos olvidemos, de las amistades cultivadas y surgidas. Que la música da color a la vida en todos los momentos, alegres o tristes, que la música nos acompaña desde que nacemos hasta que volamos al cielo. Nunca dejemos de soñar, de imaginar, de elevar la voz a las nubes, abrir nuestros oídos a melodías y armonías de concordia y alegría. Afinar nuestros sentidos para ser transmisores y receptores de buenas nuevas, proyectos e intenciones. Y lo más importante, cultivar el alma y el corazón, para aprovechar el don que Dios nos ha dado con la música, para a través de ella, anunciarle, contagiar su alegría y por su belleza acercarnos más a el.
Buen y merecido descanso.
¡Feliz verano! y ¡hasta el curso que viene!
